TENEMOS DEMASIADO...


En occidente tenemos y gastamos demasiado. Esto nadie puede ponerlo en duda.. La felicidad verdadera proviene al vivir con menos y necesitar lo justo y necesario, es decir, en la frugalidad. La verdadera frugalidad consiste en no desperdiciar nada. En un mundo de codicia, en el que se tiran tantas cosas a la basura cuando aún pueden tener utilidad, la frugalidad nos enseña un camino ecológico y espiritual. A los niños debemos inculcarles la frugalidad, que es una virtud que debe aprenderse en la infancia con el ejemplo familiar como referente y como modelo. No se trata de ser tacaños, se trata de necesitar lo justo y saber hacer uso de las cosas. Necesitamos demasiadas cosas y esto nos hace más pobres. La frugalidad es compatible plenamente con la elegancia, los buenos gustos, la buena educación, la generosidad, el ahorro, el dominio de la responsabilidad, el dominio de la voluntad, etc. La frugalidad es la antítesis de la gula, el desenfreno, la falta de moderación, el despilfarro, los antojos, los caprichos, la vanidad, la codicia, la ostentación, etc. La austeridad de vida es una exigencia ética. Digamos que hay un consumo de bienes materiales útiles e indispensables ya que se trata de medios necesarios para el bienestar material y espiritual de la persona humana, pero otra cosa es el despilfarro absurdo y antinatural de esta sociedad en la que vivimos. Y esta virtud debemos comenzar a trabajarla desde ahora mismo, más que nunca. En este mundo en crisis podemos (debemos) aprender urgentemente a valorar las cosas y a reutilizarlas.

En un tiempo de consumo compulsivo, cuando se considera una virtud descartar cosas cuando todavía son útiles, la frugalidad es un asunto muy importante.

Ejercicio de frugalidad:

· Haga una lista de todo aquello de lo que puede prescindir.

· Haga otra lista de todo lo que realmente es necesario en su vida.

· Reflexione sobre lo que tiene y de cómo lo disfruta.

· Pregúntese: ¿Qué me hace realmente feliz? ¿Qué necesito?

· Cada mes intente eliminar de su vida algo que le suponga un gasto del cual no disfruta realmente. Y disfrutar debe entenderse como gozo verdadero y no temporal.

· Cada cambio de estación intente simplificar su vida, hacerla más sencilla y agradecer al Señor (o a la vida según sus creencias) por los dones que le ha concedido y de los que puede disfrutar… y compartir.

Comentarios

MARÍA ha dicho que…
Hola javier, es un placer leérte, sabios consejos,tengo la misma opinión, tenemos demasiado, no sabemos vivir adecuandonos a los momentos que estamos pasando, ya sabes el proverbio " no es más feliz el que más tiene si no el que menos necesita", gracias por tus maravillosos posts,un abrazo María.
XABIER AKERMAN ha dicho que…
Gracias María, tienes razón.
Es siempre motivo de alegría tus visitas.
Un abrazo.
CHECHE ha dicho que…
Mi querido Javier, como siempre sabes lo que escribir en cada momento, tocas un punto clave.
Tenemos demasiado, mucho más de lo que necesitamos, cuando veo lo que a veces se me estropea en la nevera,( y pasa con todo, ropa y muchas otras cosas) pienso inmediatamente en lo que harían muchas familias con lo que yo tiro a la basura.
Trato de comprar con sensatez, pero hay veces que queda algo olvidado que se acaba estropeando y termina en la basura, trataré de que esto ocurra lo menos posible,besos.
XABIER AKERMAN ha dicho que…
Gracias Cheche, querida amiga, por tu sincera reflexión. Besos.
tumejoramig@ ha dicho que…
Querido Javier

Que tema tan importante con el que me siento totalmente vinculada.

Hace unos años que estoy el ello, en juntar lo que no necesito y tirarlo, venderlo o regalarlo. Al comienzo cuesta mucho, porque todo parece tener utilidad "por si acaso" y así seguimos llenándonos con esas cosas que de verdad ya no necesitamos. Pero con el tiempo me dí cuenta que cada vez que me deshago de aquello que ya no necesito, incluso de gastos innecesarios, me siento más libre y ligera, y disfruto más de lo que la naturaleza nos regala GRATIS: el amor, una puesta de Sol, la familia, un paseo por la playa, meditar, jugar con mi perrita que ya cumplió 7 meses y está comiquísima y siempre feliz, al punto que contagia. Y, aunque no lo creas, hasta he adelgazado con ello, no sé si por el movimiento, o por liberarme de esas cargas.

Realmente algo que sin duda intento enseñar a mi hijo, aunque aun le cuesta entenderlo. Así que le doy tiempo para que haga sus listas y coloque en bolsas lo que es para tirar, en otra lo que es para regalar, en otra lo que quiere vender (esta es la que más iluión le hace porque recibe dinero que ahorra para comprar luego lo que le permitimos), y en último lugar lo que le es necesario, que lo ponga en orden, donde pueda encontrarlo fácil. Y por supuesto, que disfrute también los momentos más bellos que nos da la naturaleza (dejarse mojar por la lluvia y chapotear en los charcos, conocer gente nueva, compartir, y disfrutar de la búsqueda de tréboles de 4 hojas, que le encanta).

La frugalidad, un valor para fomentar!

Me ha encantado!
Un beso enorme Javier, con todo mi cariño.
XABIER AKERMAN ha dicho que…
Gracias, querida amiga, por tu reflexiva y práctica opinión.
Tu ejemplo es magnífico para aclarar esta entrada del blog.
¡Que cunda el ejemplo!
Un beso.
A. Martinez ha dicho que…
Precisamente este año, acabo de hacer lo que propones. Nada de limpiar el polvo todo la vida a las mismas cosas. Sólo cama, silla y mesa, libros, huerto, ropa del hogar y propia y menaje.
Es como si me hubiese sacado un lastre.
Se lo aconsejo a todo el que se atreva.
Antonia
XABIER AKERMAN ha dicho que…
Apreciada Antonia:
¡Feliz comienzo de una vida más plena!
Gracias por tu visita.
Un saludo cordial.

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