SOMOS...



Anhelantes, proyectando deseos de justificarnos, poseer ideas, conceptos o seres.
Iracundos insatisfechos del enojo, bondadosos que buscamos satisfacción en la bondad.
Conocedores del dolor, buscadores del placer y adictos al sufrimiento.
Queremos… y no podemos.
Podemos… y no queremos.
Solos, pero rodeados del mundo.
Conectados… y aislados del Todo.
¡Que paradoja!
Porque en el fondo somos sin inherencia, existimos por sustancia y nos liberamos dejando atrás inherencia, existencia y sustancia.
Pero ¿cómo?
Respira, no pienses, observa al “que observa”, mantén presencia sin identificarte con nada.
Ábrete a Dios, al Buda o al Universo con humildad y gozo, observando emociones, conceptos y cogniciones, sin que éstos se aferren a tu mente.
¿Cómo hacerlo?
Puedes comenzar a imaginar el marco de una ventana, que señala y refleja el paisaje, la vida que late más allá de él. No te quedes mirando el marco… mira lo que te ofrece.
Somos, sin saberlo, marcos de ilusorias ventanas que reducen a su dimensión material la inmensidad de la vida.
Infinitas bendiciones.








Comentarios

Entradas populares de este blog

OBSERVACIÓN Y ANÁLISIS DE UNO MISMO