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Mostrando entradas de julio, 2009

MIEDO A AMAR: MIEDO A VIVIR.

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Reducimos el amor a lo “grande”, cuando en lo más pequeño podemos definir la magnitud inabarcable del amor infinito, que es el que se manifiesta sin condiciones, que se da a sí mismo plenamente, inmanente y atemporal. Hoy en día no es políticamente correcto escribir sobre el amor. ¡Que ingenuidad! ¡Que demodé! Yo no soy Flaubert ni escribo sobre Emma Rouault, consumida en sí misma por un amor que solo era deseo sexual puro y ansias de libertad, histéricamente reprimidos ante un Charles Bovary que es un remedo de hombre anodino y temeroso que no sabe que hacer ante una mujer que pugna no con ella misma, ni siquiera con su marido, sino contra una sociedad oscura, endogámica y asfixiante que, salva la diferencia, es muy similar a la actual, aunque sin Internet, ni “Facebook”, ni MSN, pero con la misma soledad que impregna el alma angustiada del torturado espíritu humano. ¿Por qué mirar hacia arriba cuando quizá un poco más abajo podemos hallar lo inefable, la saciedad sin apegos,